Investigadores y docentes coinciden en la importancia de la colaboración escuela-universidad para la innovación pedagógica en pandemia

12 de Agosto de 2021
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Este jueves 12 de agosto se presentaron los resultados de un proyecto colaborativo entre el Colegio Antilen de Rengo, investigadores del CIAE y la Universidad de Glasgow.

El contexto de emergencia sanitaria entre el año 2020 y 2021 y la suspensión de actividades presenciales trajo consigo complejos desafíos para las escuelas. Preparar y organizar las clases en modalidad remota de emergencia, la reestructuración de prácticas de enseñanza y la sobrecarga laboral de docentes, son algunos de ellos.  

En este escenario la colaboración escuela-universidad, específicamente con programas de formación inicial, surgió como una opción para el Colegio Antilen de Rengo, cuya comunidad encontró en estas alianzas una forma de apoyar a sus profesores y un espacio para potenciar su trabajo cotidiano, creando prácticas innovadoras y relevantes con el apoyo de docentes en formación. 

Esta experiencia se describe en detalle en el documento “Sistematización de prácticas relevantes e innovadoras en la vinculación entre colegio y universidad durante la implementación de prácticas de formación inicial docente”, que fue presentado este jueves 12 de agosto durante un seminario organizado por el CIAE de la Universidad de Chile.

El informe forma parte de un proyecto colaborativo entre el Colegio Antilen, un equipo de investigación del CIAE de la Universidad de Chile y de la Universidad de Glasgow, que sistematizó prácticas de aula innovadoras y relevantes a partir de la experiencia colaborativa entre el Colegio Antilen y los docentes en formación. 

“Todos los establecimientos escolares se han visto en la necesidad de buscar nuevas alternativas con el propósito de realizar clases remotas de emergencia. Sin embargo, sólo algunos equipos docentes y de gestión, como el equipo del Colegio Antilen de Rengo, decidieron generar alianzas con programas de formación inicial de distintas universidades del país que les permitan potenciar prácticas innovadoras y relevantes para sus estudiantes para afrontar este desafío”, señala Beatriz Fernández, investigadora del CIAE y una de las autoras del documento. 

Para Carlos Garrido, director del establecimiento, estas alianzas han implicado múltiples beneficios para el colegio “en torno a  potenciar todo lo que son las prácticas de colaboración, todo lo que son las metodologías nuevas de los profesores en formación, complementar la experiencia de nuestros profesores con las nuevas tecnologías, también en todo lo que tiene que ver en un tipo de educación centrada en el proceso y no tanto en el resultado”.  

En este sentido, agrega que fue clave el “atreverse a compartir las experiencias, transitar de una gestión basada en la competencia a una basada en la colaboración y reconocimiento del grupo humano”. 

Algo con lo que concuerda la investigadora del CIAE, al señalar que, para que estas colaboraciones sean exitosas es necesaria una “apertura a la innovación de parte de todos los involucrados, la apertura a colaborar y aprender de parte de los docentes de la escuela y de los profesores en formación, y la generación de espacios institucionales para colaborar”. 

El impacto de la colaboración con docentes en formación 

En un contexto en que los profesores tuvieron que adaptarse rápidamente a nuevas tecnologías, el documento establece que fue clave el conocimiento de los docentes en formación, quienes pusieron a disposición técnicas y herramientas para gestionar el trabajo en el aula, involucrar a los estudiantes, mejorar el clima, así como también manejar la ansiedad durante la realización de las clases virtuales. 

Entre las innovaciones se destaca la introducción de una aplicación que simula el efecto de una ruleta, la que además de permitir moderar los turnos de cada estudiante, posibilitó que pudieran conocerlos un poco más, sus gustos, intereses, pasatiempos, entre otros. También el desarrollo de cápsulas audiovisuales interdisciplinarias, la creación de un instrumento evaluativo llamado “Rúbrica Institucional,” que permitió pasar del modelo de evaluación por asignatura a uno inter-asignaturas, y nuevos conocimientos pedagógicos y didácticos como el uso de juegos y actividades motivacionales. Todos descritos en detalle en el documento. 

Para la investigadora del CIAE Beatriz Fernández, un elemento central que articula las prácticas que se sistematizaron es “un claro énfasis en ubicar a los estudiantes de aula y su aprendizaje al centro de las acciones y decisiones. El contexto de emergencia sanitaria posibilitó un re-enfoque del proceso de enseñanza a las características, intereses, necesidades y sus posibilidades en torno de los estudiantes, dejando de priorizar la demanda formal de la universidad sobre los procesos de prácticas de sus profesores en formación y las demandas formales de la escuela”. 

Además de las prácticas innovadoras, el documento describe los múltiples beneficios de la colaboración entre docentes del colegio y los docentes en formación, como la estimulación de la reflexión y evaluación permanente, la promoción de una actitud de apertura a nuevos aprendizajes y la introducción de nuevas ideas y metodologías, lo que se tradujo en a clases más interesantes y entretenidas para los estudiantes. 


Fuente: Catalina Fuentes - Comunicaciones CIAE

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