Los niños chilenos escriben mal

12 de Octubre de 2016
Compartir en redes sociales Compartir en Twitter Compartir en Facebook

Columna de opinión de Federico Navarro, investigador visitante CIAE U. de Chile e investigador de carrera CONICET, Argentina

Hace algunas semanas se conocieron los resultados SIMCE de escritura, y en algunos meses llegarán los resultados de la temida PSU. Conclusión: títulos catástrofe en los que se afirma que los niños y jóvenes chilenos leen y escriben mal, que la educación está en crisis y que posiblemente las redes sociales tienen la culpa de todo.

Pero no hay que olvidar algo fundamental: nunca antes se leyó y se escribió tanto en la historia de la humanidad. Las redes sociales han multiplicado las oportunidades de leer y escribir todos los días. Las escuelas y las universidades chilenas han incrementado de forma impresionante sus matrículas, permitiendo que más estudiantes se familiaricen con textos y saberes científicos. Las instituciones educativas gradualmente enseñan más lectura y escritura en los distintos niveles y los profesores de todas las materias se preguntan cómo hacerlo mejor (ver por ejemplo el Simposio Internacional de Enseñanza de la Escritura en Educación Superior que organiza la Universidad de Chile esta semana).

¿Se escribe peor que antes? ¿O más niños y jóvenes escriben, más estudiantes están incluidos en el sistema educativo, y más instituciones y profesores se hacen responsables por enseñarles a escribir? Evidentemente los resultados de pruebas como SIMCE y PSU revelan carencias y diferencias de formación, y en algunos casos incluso carencias en los propios instrumentos usados para medir. Pero también muestran un panorama educativo gradualmente más inclusivo y más atento a necesidades de los estudiantes que lo que sucedía en cierto pasado nostálgico al que no deberíamos volver.

Ahora bien, no hay que ser tampoco tan optimistas: las habilidades de lectura y escritura se vinculan directamente con el perfil de la institución y el nivel socio-económico y capital cultural académico del estudiante y su entorno. De igual manera, los resultados de SIMCE 2015 mostraron una brecha de género entre niños y niñas, posiblemente por las diferentes prácticas asociadas culturalmente a unas y otros. Además, la escritura no es una sino muchas, y una enseñanza clave es poder diferenciarlas: escribir un tweet requiere una habilidad de síntesis distinta a la de escribir una tesis; escribir una carta de queja requiere una formalidad distinta a la de escribir un mail de cumpleaños.

Este es el mayor desafío educativo: las instituciones deben hacerse cargo de distribuir equitativamente el acceso a las formas académicas de comunicar como forma de democratizar la lectura y la escritura. Así, no repetiremos y profundizaremos las desigualdades sociales y culturales de base de nuestros estudiantes.

¿Hay una crisis de la escritura? Sabemos que la escritura se aprende durante toda la vida: una estudiante de secundaria debe aprender a escribir un ensayo de historia, un estudiante de universidad un proyecto de investigación, una profesional un informe de coyuntura. Preocuparse porque les cueste y deban aprenderlo es como preocuparse porque haya que aprender historia chilena reciente, química inorgánica o el organigrama de la empresa. Algunos estudiantes que tuvieron una mala formación en instancias previas necesitarán más acompañamiento docente, pero todos deberán aprender contenidos y habilidades nuevas. La preocupación debe ser entonces pedagógica, curricular e institucional: la escritura es un objeto de enseñanza central en todas las materias y en todos los niveles, y requiere una didáctica y un tiempo de enseñanza específicos, que los profesores y las instituciones deben desarrollar y fomentar. Estas supuestas "crisis de la escritura" son una excelente oportunidad para recordarlo. 


Fuente: Federico Navarro, investigador visitante CIAE U. de Chile e investigador de carrera CONICET, Argentina

Recursos relacionados:
CONTACTO COMUNICACIONES | contacto@ciae.uchile.cl
Cerrar
Sitio optimizado para browser Firefox y Chrome