Provistos de un huevo, jeringas, guantes y una incubadora de huevos, unos veinte alumnos de cuarto básico de la Escuela Jaime Guzmán de San Bernardo aprendieron sobre un modelo de desarrollo embrionario, pero también conceptos de matemáticas, como logaritmos y potencias.
Se trató de una clase en el área de STEM, que combina matemáticas y ciencias, y que dirigió la profesora de biología y estudiante de doctorado en neurociencias, Evelyn Gómez, ante la mirada de docentes de escuelas municipales de San Bernardo.
La metodología se llama “estudio de clases” y es un método de levantamiento de buenas prácticas y de observación de clases, frecuentemente usado en Japón y que se ha extendido exitosamente en los países de oriente como Corea del Sur, Singapur y Tailandia.
El método consiste en que decenas de docentes observan, con ciertas pautas, la clase realizada por otro profesor y luego discuten acerca de la estrategia pedagógica implementada, qué es lo más destacable y qué se puede mejorar.
En Japón tiene más de 140 años de utilización y es una práctica obligatoria y cotidiana, en la que decenas de profesores hacen estudios de clases al interior de una escuela, en la comunidad o en una institución de forma permanente. Recientemente se está introduciendo en otros países, como Inglaterra, donde está tomando mucha fuerza como estrategia de desarrollo profesional docente.
En Chile está siendo introducida por el Centro de Investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile, a través de un proyecto Asia Pacífico APEC y Fondef de Conicyt, dirigido por el investigador Roberto Araya.
“A través del modelo de desarrollo embrionario, los estudiantes pudieron trabajar en equipo, sacar conclusiones y trabajar potencias y logaritmos, que son procesos matemáticos más abstractos”, explicó Evelyn Cordero.