Los colegios particulares subvencionados tienden en mayor medida a reproducir a nivel académico las diferencias de nivel socioeconómico de sus estudiantes, es decir, el colegio tiene una menor capacidad de compensar el nivel cultural que trae el alumno desde el hogar. Esa fue una de las conclusiones de un estudio sobre estratificación de la educación, elaborado por la directora académica del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE), de la U. de Chile, Alejandra Mizala y la académica de la Universidad de Nueva York, Florencia Torche.
“El sistema escolar chileno está estratificado por nivel socioeconómico, lo que se manifiesta en que hay una elevada correlación entre el colegio y el ingreso del hogar de sus alumnos, esto significa que conocer el colegio donde un niño estudia nos entrega información muy acertada sobre el ingreso que tienen las familias cuyos niños asisten a ese colegio. En otras palabras, si quiero estimar el ingreso de una familia, basta con mirar en qué colegio estudian sus hijos”, agregó la académica.
De hecho, la correlación entre el colegio y el ingreso del hogar es 70%, mientras que la correlación entre el colegio y los resultados en el SIMCE es de alrededor de 25%. Según Mizala, esto sucede, entre otros, porque los colegios “en vez de competir por mejorar la calidad, compiten seleccionando alumnos de mejor nivel cultural” y, además, porque pese a que es más caro educar a niños de menor nivel cultural, en Chile hasta el año 2008 existía una subvención pareja para todos, independiente del nivel socioeconómico de los escolares.
Mizala expuso en el seminario “Inequidad educativa y desarrollo de capital cognitivo en Chile”, organizado por el CEPPE UC, junto al Centro de Desarrollo de Tecnologías de Inclusión CEDETI y Ediciones UC, junto a los expositores Fernando Montes, rector de la U. Alberto Hurtado, moderados por Lorena Medina (directora CEPPE UC).
En el seminario se presentó el libro “Dime en qué colegio estudiaste y te diré qué CI tienes”, de los académicos de la Escuela de Sicología de la UC, Ricardo Rosas y Catalina Santa Cruz.
El libro concluye, entre otros, que las habilidades cognitivas de todos los niños son similares, al momento de nacer. Sin embargo, el sistema escolar va produciendo tempranas diferencias y ya a la edad de 16 años un niño de nivel socioeconómico bajo tiene las mismas habilidades cognitivas de un niño de 11 años de nivel socioeconómico alto.