La pandemia del Covid-19 trajo un complejo escenario para los diversos actores del sistema educativo, incluyendo a los directivos, quienes son los encargados de tomar decisiones para asegurar, en lo posible, el bienestar de sus escuelas en tiempos de crisis sanitaria. 

En este contexto los investigadores del CIAE y académicos del IE de la Universidad de Chile, Juan Pablo Valenzuela y Carmen Sotomayor, participaron el pasado viernes 15 de mayo en un seminario virtual organizado por la Red de Educadores por la Calidad de la Educación de Colchagua. 

Instancia que tuvo por objetivo dialogar en torno al informe, “Propuestas educación: trabajo interuniversitario Mesa Social Covid 19”, y fomentar espacios de conversación y apoyo a la labor que cumplen los directivos.

Miguel Rivera, coordinador general de la Red, dio inicio al seminario agradeciendo la instancia de reflexión y colaboración: “La tarea de los directores a veces es bastante solitaria y nosotros intentamos de que no sea así”, indicó.  

Por su parte, Juan Pablo Valenzuela, coincidió, señalando que “nadie estaba preparado, estamos aprendiendo todos en tiempo real, y aquí el trabajo colaborativo en la identificación de mejores prácticas, el aprendizaje a partir del error, en los distintos contextos, y trabajar en red es sumamente importante”.

Además, el investigador valoró el diálogo indicando que “los centros de investigación tenemos una responsabilidad de entregar una educación de calidad, de aprender contra el tiempo, de ser una red corresponsable; no nos podemos dedicar a escribir papers o hacer proyectos Fondef si no estamos conectados con la realidad”.

Asegurar el bienestar socioemocional de las comunidades 

La investigadora del CIAE y académica del IE, Carmen Sotomayor, comenzó su intervención abordando la temática del bienestar socioemocional. Para la investigadora “la escuela cumple un rol muy importante de contención porque permite expresarse a los niños con adultos significativos y entre pares”. 

Para la experta, quien es, además, profesora de Estado, los establecimientos educativos “pueden proteger el bienestar socioemocional de los niños y niñas en la medida que fomentan la participación y constituyen comunidad escolar”.

Agregó que “cuando hay comunidades que se organizan, participan, y dan espacio para dar ideas a todos los actores, la percepción de riesgo disminuye y se protege de alguna manera la salud mental”. 

Por otra parte, según la académica, el estrés puede afectar funciones cognitivas de atención, concentración y de procesamiento de la información.

Pero, ¿qué hacemos de manera concreta? Para Carmen Sotomayor, “hay que mantener los vínculos con las comunidades educativas, con niños, docentes y  familias por medio de un contacto que sea amable y empático”.

A modo de ejemplo, comentó que existen docentes armando “chats” con sus cursos, y que también desde los establecimientos se puede dar algunas señales: “Hacer cartas o circulares que reflejen una actitud de empatía y comprensión con los que están viviendo las familias”, puntualizó.  

Además se refirió a la importancia de asignaturas como educación física y artística, “todo lo que tiene que ver con movimiento del cuerpo, respiración, te ayuda a mantener el bienestar, al igual que la expresión artística”, indicó la investigadora. 

El informe analizado durante el seminario también plantea evitar la repitencia, que desde el punto de vista socioemocional genera efectos importantes: “Ojalá el ministerio no de alguna directriz al respecto”, dijo Carmen Sotomayor.  

Y finalmente, pensando en una futura vuelta a clases, para la investigadora es importante incluir rutinas diarias de ejercicios, de respiración, de movimiento corporal, relajación y de conversación.

Aterrizar la priorización curricular y fomentar la evaluación formativa

En relación a priorización curricular y ajustes evaluativos, la Mesa Social de Educación planteó establecer un currículum de emergencia extendido al 2021. Sobre esto, Carmen Sotomayor resaltó la importancia de que exista flexibilidad para que los colegios, redes de directivos y profesores puedan aterrizar dicha priorización, que tiene que poner el foco en los objetivos de aprendizaje más relevantes para cada asignatura: “Objetivos que fundan la asignatura, pertinentes, que tengan que ver con la situación actual de los niños, y que puedan ser integrados de manera interdisciplinar”, indicó la investigadora.

Por otra parte, “se está proponiendo dar un fuerte énfasis a la evaluación formativa y a la evaluación diagnóstica pero local, realizada por los profesores y profesoras”.

La evaluación formativa describe el desempeño y los avances de los niños en el aprendizaje, en este sentido, Carmen Sotomayor señaló que no deberían haber notas sino más bien descripciones: “Lo más interesante es la observación de los niños, de sus aprendizajes, uno puede tener una bitácora; lo otro que se usa bastante es el portafolio en el que se integran los trabajos de los niños y se observan los avances”. Agregó además que es una señal de confianza a los profesores, que tienen un juicio profesional y conocen a los niños. 

Luego de la presentación del informe, se realizó una ronda de preguntas y los directores tuvieron la oportunidad de plantear inquietudes y compartir las prácticas exitosas que han estado realizando en sus establecimientos, como por ejemplo, enviar videos de educación artística y educación física, uso de redes sociales del establecimiento, priorizar aprendizajes relacionados a la contingencia, charlas con profesores, psicólogos y psicopedagogos, entrega de guías físicas de forma presencial en zonas rurales, entre otras.

Miguel Rivera cerró la jornada indicando que “es bueno que en este ejercicio los directores tengamos la posibilidad de compartir lo que hacemos, la escuela sí importa, y la dirigimos nosotros, es una responsabilidad nuestra y tenemos que trabajar colaborativamente, por eso hicimos esta actividad”.