Según cifras de UNICEF reveladas en el informe “Childcare in a global crisis: the impact of COVID-19 on work and family life”, la pandemia ha dejado a 40 millones de niños y niñas sin acceso a educación preescolar; quienes, según indica el mismo documento, podrían verse privados de elementos esenciales del cuidado a esta edad como lo son el “afecto, protección, estimulación, nutrición y al mismo tiempo, el desarrollo de habilidades sociales, emocionales y cognitivas”.
La investigadora del CIAE, Marcela Pardo, concuerda con que la pandemia puede afectar negativamente el desarrollo y el aprendizaje de los niños y niñas más pequeños, pues las medidas sanitarias para contenerla han implicado el confinamiento dentro del hogar.
“Al estar los niños y niñas confinados tienen menos oportunidad de interactuar con todo su entorno, esto puede repercutir en distintos ámbitos de su desarrollo emocional, pero también en el desarrollo del lenguaje, y pensaría lo mismo sobre el desarrollo cognitivo, en la medida en que tienen menos oportunidades y variedad de estímulos, puede producirse un rezago global en el desarrollo de los niños y niñas”, señala la investigadora.
En esta misma línea Marta Edwards, psicóloga e investigadora del Centro de Estudios de Desarrollo y Estimulación Psicosocial (CEDEP) adelanta los resultados preliminares de un estudio en el que han estado trabajando: “Los niños se están moviendo menos, están con más horas de pantallas, los cuidadores están cansados y hay una proporción de niños más irritables, pero también hay elementos positivos como que los niños regalonean más y tienen más interés por explorar y aprender”.
En este sentido, para ambas especialistas, evaluar y medir cómo están los niños y niñas se convierte en algo importante cuando termine el confinamiento. Considerando además que “durante la primera infancia se construyen las bases del bienestar, la salud y la productividad para el resto de la vida, por lo que constituye un período crítico para el desarrollo”.
En este sentido, según Pardo, para mitigar el riesgo de que la pandemia tenga un impacto negativo de largo plazo sobre el desarrollo físico, socioemocional y cognitivo de los niños, es necesario diseñar e implementar acciones multisectoriales. Así, para la investigadora será importante evaluar el desarrollo y el aprendizaje infantil una vez que se retomen las actividades presenciales: “Esto hará posible identificar eventuales rezagos, permitiendo intervenciones específicas y oportunas para revertirlos”, puntualiza.
Una herramienta que puede ayudar
“Hoy día la evaluación de los aprendizajes de los niños se hace de manera bastante individual y necesitábamos tener una evaluación que estuviera estandarizada en Chile”, señala Claudia Fasani, Jefe Técnico Nacional de Educación Inicial del Hogar de Cristo.
Esta es una de las razones por las que se interesó en el Test de Aprendizaje y Desarrollo Infantil -TADI- una evaluación estandarizada y culturalmente pertinente que permite monitorear el desarrollo y aprendizaje en la primera infancia.
Desarrollado por CIAE y el Centro de Estudios de Desarrollo y Estimulación Psicosocial (CEDEP), el TADI consta de una batería de materiales pensados para captar la atención de los niños y permitir el mayor despliegue de sus habilidades, los cuales permiten –a través de juegos- evaluar cuatro dimensiones: lenguaje, motricidad, socioemocionalidad y cognición.
“Los materiales que tiene y la forma de aplicar nos ha ayudado a generar una evaluación auténtica, no tenemos que poner al niño en una situación ficticia, mientras él juega y trabaja con este material que es llamativo, simple y entretenido podemos ir evaluando”, destaca Farsani.
Para Marcela Pardo, el que permita evaluar cuatro dimensiones distintas puede ser muy útil cuando se retomen las actividades presenciales, ya que “así como se ha dado harto énfasis a la tensión sobre el desarrollo sociemocional, no es la única dimensión del desarrollo que se puede ver alterada, podrían haber otras, es importante mantener alerta y atención sobre el desarrollo en su integralidad”.
Algo con lo que concuerda Claudia Farsani: “Después de lo que estamos viviendo el mejor de los mundos es que evaluemos, debemos saber cuánto se han visto afectado los niños y niñas (...) La plasticidad de los niños puede permitir revertirlo, pero no podemos planificar si no hacemos una evaluación primero”.
En este sentido, la investigadora del CIAE explica que su uso depende de cada institución, de que haya una voluntad institucional de contar con evaluaciones y “la situación de pandemia puede subrayar la necesidad de contar con información evaluativa y nosotras pensamos que en este sentido el TADI puede ser muy útil”.
Algo importante de considerar es que TADI es una herramienta que solo se puede utilizar de forma presencial pensando en un post-confinamiento y que lo debe aplicar un profesional del área de primera infancia: “Para evaluar un niño el evaluador no puede guardar la distancia social (...) es algo que hay que hacer una vez que se retomen las actividades presenciales”, puntualiza Pardo.
Por ahora, en que las condiciones sanitarias no permiten este tipo de evaluaciones, según la psicóloga Marta Edwards, en las casas se puede promover la estimulación de los niños y niñas. Para la especialista lo más importante es entregar afecto y contención, y promover actividades como el juego “reforzar el juego y el aprendizaje por medio de las actividades cotidianas”.
Para conocer más sobre TADI puede ingresar a www.tadi.cl y para compras de la batería a www.galileolibros.cl
Comunicaciones CIAE
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Enlaces relacionados
- Referencia: Edwards M., Pardo M. y Valdés A. (2019). Policy Brief: TADI (Test de Aprendizaje y Desarrollo Infantil): un instrumento culturalmente pertinente para evaluar el desarrollo y aprendizaje en niños y niñas menores de seis años. Fondef IT18I0005. Noviembre de 2019.
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