Concertar acciones a nivel latinoamericano para trabajar sistémicamente por la inclusión de las temáticas del cambio climático en la educación e intercambiar experiencias y perspectivas en torno a este desafío. Estos son algunos de los objetivos centrales de la Conferencia Internacional "Educación en Cambio Climático: Hacia la formación de una ciudadanía activa", que se realizó en la U. de Chile los días 6 y 7 de mayo.
Convocada internacionalmente por la Office for Climate Education (OCE), red de más de 40 socios en todo el mundo, la cita se realizó por primera vez en América Latina, gracias al trabajo colaborativo de diversas organizaciones, entre ellas, la Casa de Bello -a partir de su Vicerrectoría de Asuntos Académicos, el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, el Programa de Educación en Ciencias Basado en la Indagación (ECBI) y el Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE)-, la fundación internacional Siemens Stiftung, Red Latinoamericana de Ciencias Biológicas (Relab) y la OCE, además de la cooperación de organismos públicos.
Uno de los impulsores del posicionamiento social y político de la educación en cambio climático, y de los fundadores de la OCE, Pierre Léna, estuvo a cargo de la charla inaugural de la jornada, la que se tituló “La necesidad urgente de educación en cambio climático”. En ella el astrofísico insistió en la necesidad de “darles a los jóvenes las capacidades de actuar” ante este escenario, todo esto de la mano de la ciencia, sus herramientas y por sobre todo desde la educación.
“La ciencia siempre cambia la visión que los seres humanos tienen de sí mismos y de la naturaleza, de su lugar en la Tierra, en el mundo y de su futuro. Esto tiene que ver con una representación mental de dónde estamos y dónde vamos”, acción que en el contexto actual está marcado con que “entramos en una nueva era”: la del antropoceno.
En este contexto, agregó, “los humanos tienen un impacto significativo global en el clima y ecosistemas, algo que es completamente nuevo”, lo que nos lleva a la pregunta de si “la entrada en esta era requiere un cambio en la educación (…)”. Como se preguntó el también co-fundador de La main à la pâte, “¿tenemos que continuar el colegio como siempre?”. La respuesta es no.
“La educación pasa información a la juventud, los ayuda a entender el presente y los prepara para el futuro”, dijo. Para esto, aseguró, es imprescindible el compromiso de las autoridades dado que para enfrentar este desafío global “necesitamos solidaridad y ética, por eso el rol de las autoridades es crítico”. A eso se suma el reconocimiento institucional a nivel mundial del rol de la educación, plasmado en el artículo 12 del Acuerdo de París, el cual plantea –como informó el experto- que “las Partes deberán cooperar en la adopción de las medidas que correspondan para mejorar la educación, la formación, la sensibilización y participación del público y el acceso público a la información sobre el cambio climático”.
Como indicó, “no podemos desesperar a los jóvenes con un futuro verde, tenemos que ofrecerles unas razones y que tengan esperanzas en la ciencia y la tecnología y en lo que qué puedan ofrecer”, señaló.
Respecto a cómo materializar este abordaje a nivel del sistema educativo, Pierre Léna enumeró cuatro aspectos clave: primero, aclararles a los niños, niñas y jóvenes “por qué hay que entender el clima y la tierra, la cual es un sistema completo”. Segundo, incitarlos a “tener la confianza en los resultados de la ciencia”. Luego, entregarle las herramientas a este sector de la población, al considerarlos como agentes de cambio. Esto porque “las soluciones comienzan local e individualmente y se extienden al entorno y al mundo entero”. Finalmente, agregó el profesor, debemos desarrollar el aspecto ético. “Necesitamos empatía y solidaridad para desarrollarnos. Acá, el rol de la educación y de los profesores es transferirles emociones para que las tengan, pero transformarlas en razón, donde las acciones son constructivas y eficientes”, concluyó.
Un desafío para abordar colaborativamente
En la inauguración de la Conferencia, la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, enfatizó en que “el cambio climático es la mayor amenaza que enfrentamos hoy en el mundo” y que “sus efectos los estamos viviendo hoy”, algo que “en Chile sabemos bien”, a partir de experiencias concretas como los 10 años de sequía y otros fenómenos naturales. Como relevó, el cambio climático “es un problema global que no distingue fronteras, nacionalidades ni edad”.
En este escenario, indicó, la educación “es el elemento esencial de una respuesta global al cambio climático. Ayuda a la ciudadanía a comprender el impacto del calentamiento global, fomenta cambios en sus actitudes y comportamientos y los ayuda a adaptarse a las tendencias relacionadas al cambio climático. Sin abordar el cambio climático con la ciudadanía y todos los sectores, no es posible avanzar hacia el verdadero desarrollo sustentable”.
Para el ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Andrés Couve, en tanto, es preciso preguntarse “el rol que tienen los investigadores e investigadoras en relación al cambio climático”. Para él, este sector de la sociedad debe tener un rol creciente en los temas educacionales, ya que “podemos poner los temas relacionados a este fenómeno en la percepción de la ciudadanía”. A esto se suma el trabajo de investigación propiamente tal, insumos “para establecer metas, para asumir compromisos y para aclarar conceptos”.
La vicerrectora de Asuntos Académicos, Rosa Devés, resaltó la colaboración internacional que se desplegó para la realización de esta cita, una de las claves para abordar el cambio climático en la educación, como en este caso, a partir de la articulación de diferentes organismos públicos, universitarios y privados que convergieron en esta Conferencia.
También se refirió a la importancia de que este enfoque se incluya formalmente en el sistema educativo. “Coincidimos en que así como se requiere más conocimiento científico y nuevas soluciones tecnológicas basadas en ciencia para enfrentar el cambio climático, una tarea primordial es incluir la educación para que, por ejemplo, en el currículum se incluyan los conocimientos sobre estas materias y a través de la pedagogía innovadora se desarrollen las habilidades y las aptitudes necesarias para sumarse a este desafío, a fin de hacer posible los cambios sociales profundos que serán necesarios”, indicó.
En ese sentido, el Rector Ennio Vivaldi indicó que es preciso tener presente y en un lugar prioritario el aspecto formativo dado que “cualquier logro de la COP25 no sería sustentable si no hiciéramos esto otro que es que la idea se impregne en los jóvenes y en la educación, en el proceso educacional”.
Desde la fundación internacional Siemens Stiftung, su presidenta, Nathalie von Siemens, insistió en que “sin educación STEM (en Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), la próxima generación no podrá entender las razones del cambio climático ni adquirir las habilidades necesarias para poder mitigarla. La educación STEM es la única oportunidad que tenemos para continuar creando crecimiento económico sin dañar el futuro”.
Asistieron además a esta cita el decano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, Francisco Martínez, el decano de la Facultad de Ciencias Agronómicas, Roberto Neira, la directora del (CR)2, Maisa Rojas; el académico de la U. de Chile, Premio Nacional de Ciencias Naturales y divulgador científico, Jorge Allende; la representante para América Latina de la fundación internacional Siemens Stiftung, Ulrike Wahl; la directora Ejecutiva de ECBI, Pilar Reyes; la jefa de Curriculum y Estándares en el Ministerio de Educación, María Jesús Honorato; la diputada Cristina Girardi; además de tomadores de decisión, académicos, investigadores y docentes de diversos países de la región y de Europa.