En un esfuerzo por fortalecer la vinculación territorial y promover la descentralización, el proyecto “Leer y Escribir en la Escuela”, desarrollado por la Universidad de O’Higgins y la Universidad de Chile, culminó con éxito tras completar cuatro ciclos formativos que beneficiaron a más de 280 docentes de enseñanza básica y media, provenientes de 27 de las 33 comunas de la región de O’Higgins.
Los y las docentes de distintas dependencias y roles, se reunieron en cuatro encuentros de mañanas completas, los días sábados, realizados en las tres capitales provinciales de la región: Rancagua, San Fernando y Pichilemu. Durante estas instancias, lograron fortalecer sus conocimientos en áreas clave de la enseñanza de la lectura y escritura, como la gramática, la escritura digital, la retroalimentación y la motivación.
Como una forma de fortalecer el vínculo y la transferencia de conocimientos entre la academia y el aula, estos contenidos se basaron en investigaciones desarrolladas a nivel regional y nacional por el equipo responsable del proyecto, liderado por los investigadores Federico Navarro, Gabriela Gómez y Francisco Hevia (UOH); Carmen Sotomayor y Elvira Jéldrez (CIAE del Instituto de Estudios Avanzados en Educación de la Universidad de Chile), y la investigadora Lina Calle (Universidad Católica de Chile).
En la ceremonia de cierre que se realizó en la Universidad de O’Higgins, participaron con palabras diversas autoridades, como el prorrector de la UOH, Álvaro Cabrera; la directora del Instituto de Estudios Avanzados en Educación de la Universidad de Chile e investigadora del proyecto, Carmen Sotomayor; la directora del CPEIP, Lilia Concha; la seremi de Educación de O’Higgins, Alyson Hadad; la jefa Técnica Pedagógica del DAEM de Navidad, Marcela Tapia; y la profesora Danae Araya, egresada de la UOH y tallerista del proyecto.
En la instancia, los asistentes destacaron el rol público de ambas universidades y su propósito de contribución social que se materializa en este tipo de iniciativas. Al respecto, el prorrector de la UOH, Álvaro Cabrera, señaló: “Hoy día tenemos un ejemplo concreto de cómo aportamos a la región con esta actividad de formación continua, que permite el aprendizaje a lo largo de la vida de profesoras, profesores, profesionales, para seguir contribuyendo a la mejora de nuestro sistema educacional”. En este sentido, añadió que en este tipo de iniciativas está gran parte de la respuesta a la pregunta de para qué existe una universidad, y en particular una universidad regional y estatal.
Al mismo tiempo, fue transversal el reconocimiento al compromiso de las y los participantes con la mejora continua, dedicando cuatro sábados a fortalecer sus conocimientos. La profesora de la Universidad de Chile, Carmen Sotomayor, expresó que “a mí me impresiona siempre el entusiasmo que hay por aprender, parece ser que es una característica de nosotros los profesores y profesoras, que nos gusta saber más para poder transmitirlo a nuestros estudiantes, pero también nos gusta estar informados, estar actualizados, y eso lo notaba muy claramente en los talleres”. Agregó que, si bien avanzar en la formación docente es fundamental, también hay cuestiones de las que es necesario hacerse cargo: “El cansancio de los profesores, las muchas horas todavía lectivas, el número de niños por curso, son cuestiones que tenemos que ir investigando”.
Por su parte, Lilia Concha, directora del CPEIP, señaló: “La formación docente debe ser permanente, continua, y una prioridad para la política pública. El primer factor de incidencia para el aprendizaje de niños y niñas en la escuela son los docentes de aula, si uno interviene, ya están fijando los factores de mayor incidencia para garantizar aprendizaje de calidad”.
Finalmente, el proyecto puso en valor la importancia de instalar capacidades profesionales en la región, especialmente a través de la participación de egresadas de pedagogía de la Universidad de O’Higgins como talleristas. Danae Araya, una de ellas, compartió su testimonio en la ceremonia, donde enfatizó en no olvidar aquella motivación inicial que impulsó a ingresar a pedagogía y a trabajar en educación. “A pesar del panorama complejo del ejercicio docente en aula, para poder realizar cambios es preciso avanzar de nuestra zona de confort y asumirnos como protagonistas en un espacio tan importante como lo es la educación”.