Sin embargo, dentro de este desfavorable contexto, existe un grupo de estudiantes que ha logrado sobreponerse a estas condiciones y romper la tendencia. Se trata del 8% de la muestra chilena: estudiantes que pertenecen al 25 % más pobre de la población y que han obtenido resultados por sobre el promedio nacional. Un fenómeno digno de estudio. Así lo entendió Gabriela Gómez, doctora en Ciencias de la Educación e investigadora del CIAE, quien ya se encuentra trabajando en el proyecto Resiliencia en comprensión lectora, factores escolares e individuales que explican su rendimiento en PISA 2009-2001.
El proyecto, que se adjudicó un Fondo de Investigación y Desarrollo en Educación (FONIDE-PISA), comenzó en septiembre y se extenderá hasta junio de 2012. Mi interés explica la investigadora- ha sido siempre la comprensión de lectura de niños y adolescentes, ver cómo se puede mejorar e incrementar la lectura en niños de 8 años hacia arriba, en el momento en que la lectura es un medio para el aprendizaje, más que un objeto de estudio en sí mismo. Por lo mismo, y queriendo hacer algo significativo para el país, surgió la idea de trabajar con la base de datos de PISA, que justamente el año 2009 tuvo su eje en la comprensión lectora, al igual como lo había sido el 2000.
Durante estos nueve meses de trabajo, el objetivo es estudiar las características de estos jóvenes resilientes, un concepto que se ha definido como la capacidad para adaptarse o reaccionar de forma positiva ante la adversidad. En otras palabras, la idea es identificar qué tienen en común estos estudiantes que provienen de contextos socioeconómicos desfavorecidos, pero que han obtenido resultados destacados en las pruebas PISA lectura 2009, y qué les diferencia del resto de los evaluados que provienen del mismo origen social.
El trabajo analizará principalmente los cuestionarios que contestan los estudiantes como complemento a la evaluación, tanto los niños como los colegios a los cuales ellos pertenecen. Para Gómez, PISA es una muestra que representa la realidad nacional, es lo suficientemente grande, diversa y representativa, para sacar ciertas conclusiones válidas para Chile, agrega.
El estudio -en el cual también participan Carmen Sotomayor, doctora en Pedagogía de la Lengua Materna, y Juan Pablo Valenzuela, doctor en Economía, ambos investigadores del CIAE- evalúa dos hipótesis, que tienen relación con la necesidad de determinar si los resultados sobresalientes se explican por las condiciones de escolarización o por rasgos individuales del estudiante.
Por una parte -se señala- estos estudiantes pueden provenir de contextos desaventajados, pero estar escolarizados en centros de mejor calidad que aquellos a los que suelen asistir quienes provienen de una condición semejante. Y por otra parte, su mejor rendimiento puede ser fruto de un esfuerzo personal y relacionarse más bien con actitudes frente al estudio, estrategias de aprendizaje y una motivación destacada por la lectura. Lo cierto, es que en cualquiera de los dos casos, la resiliencia es un fenómeno favorable para el aprendizaje que vale la pena seguir desarrollando.
Para la investigadora, su objetivo final es fomentar este proceso. Hay niños que les va bien a pesar de tener muchas dificultades. La idea es identificar qué los hace diferentes, qué puede favorecer este fenómeno y, eventualmente, fomentar la resiliencia en nuestro sistema educativo.
La metodología de trabajo contempla, primero, identificar a los resilientes en la muestra PISA 2000 y 2009. Segundo, comparar ambas muestras y observar coincidencias y diferencias. Tercero, observar si hay mejoras entre 2001 y 2009. Y por último, distinguir y hacer un modelo que explique los resultados de los resilientes y compararlo con los no cumplen con esta condición, evaluando factores determinantes, como género, motivación, actitudes individuales y características de las escuelas.
Comprensión lectora en Chile
Para Gabriela Gómez, el principal problema de los resultados obtenidos en estas evaluaciones está en la calidad de la enseñanza. Un dato que nos ha sorprendido, es que el tiempo que los niños destinan a leer no es poco, está dentro del promedio internacional, al igual que la cantidad de horas de clases que se destinan para Lenguaje. No estamos en la emergencia de que nadie esté leyendo, pero estamos en la emergencia de que necesitamos que lean mejor. Hay que profundizar en la enseñanza y en la comprensión de lectura, más que alargar los tiempos. Darle más densidad a la enseñanza, trabajar más estrategias, más metodologías formales, diversificar los tipos de textos con los que se trabaja y leer textos más complejos, concluye.
Un recurso siempre útil para mejorar la comprensión de lectura, es compartir esta actividad con la familia. Según la experta, el rol de la familia es fundamental. Que los padres le lean a sus hijos, que los niños vean leer a sus padres, esto les va a generar curiosidad por la lectura, y que hayan libros en la casa. Es importante que los padres se interesen por mantener la curiosidad de la lectura en el tiempo.