La Comisión Nacional de Acreditación (CNA) lanzó su segunda serie de Cuadernos de Investigación en Aseguramiento de la Calidad en Educación Superior en el auditorio de la Contraloría General de la República. En la cita se presentaron cuatro investigaciones -que se suman a otras cuatro publicadas en noviembre del 2016-, entre las cuales figura el estudio realizado por un equipo del Centro de Investigación Avanzado en Educación (CIAE), liderado por el Investigador experto en sociología de la educación, Víctor Orellana. 

El estudio analizó cómo los jóvenes eligen las carreras y las instituciones de educación superior  y qué sentido y utilidad tiene la acreditación de la CNA en esta decisión.  Un trabajo cualitativo, realizado a partir de 32 entrevistas semi-estructuradas a jóvenes distintas clases sociales Región Metropolitana, que cursan su primer año de carrera, y sus familias.

 “La educación superior es la herramienta más segura para disfrutar de los beneficios del procesos de movilización e integración social, en un contexto donde los chilenos carecen de garantías sociales aseguradas”, afirmó Víctor Orellana al comienzo de su exposición, para destacar la importancia de esta elección. “Al depender todo del salario, la herramienta para que este sea mejor y más estable, termina siendo la educación superior”, agregó.

Dando paso a los resultados, aseguró que en la selección de institución y carrera, el nuevo estudiante que está ingresando al sistema de expansión reciente de la educación superior, se comporta de forma diferente al estudiante tradicional. Afirmó que el nuevo estudiante, que  es más numeroso en matrícula,  postula a un sistema sumamente cambiante y que carece de historia, por lo que debe tomar decisiones mucho más racionales y consientes. “No encontramos ningún caso en que la elección de institución fuese aleatoria”, dijo.

En ese sentido, se aseguró que para este elector la acreditación es constituyente en su decisión. “En este panorama incierto lo único que constituye certezas es la acreditación. Los postulantes terminan siendo una surte de experto en los datos de la institución”, afirmó Orellana.

Se indica además que para ellos la acreditación distingue lo que “es educación y lo que  no es educación”, e indica el panorama de lo “elegible” determinando escalas de valor.

En consecuencia, afirma el investigador, en la elección deja de importar el sentido de la institución, se diluye su identidad, la acreditación suma valor y las expectativas se alojan en el desempeño individual. “Se tiende a la impersonalización del entorno y revalorización del individuo”, sintetizó.

Por otro lado para el elector tradicional, la acreditación es tan solo una certificación de la calidad, es simplemente confirmatoria de la exigencia que le da a su elección: excelencia y  prestigio.

Según los resultados del estudio la gran variedad de opciones de  financiamiento hace que el las posibilidades económicas de cada estudiantes no sea determinante en la decisión. Finalmente, agregó que en este contexto, lo dominante en la decisión no es la experiencia ni aprender la disciplina que están estudiando, sino que su resultado y la empleabilidad.

También fueron presentadas las otras investigaciones que trabajaron temas en torno  a la acreditación como agente de mejora en programa de postgrado, la vinculación con el medio de las instituciones de educación superior y acreditación de doctorados vinculados con la industria.

Como síntesis, la Secretaria Ejecutiva de la Comisión, Paula Beale, aseguró que con los cuadernos “no pretendemos resolver todos los problemas que se presenten en el ámbito del aseguramiento de la calidad en educación superior, pero si abrir un espacio de debate y plantear ciertos desafíos a partir de estas temáticas”.

En esa línea, comentó las acciones que la CNA está llevando a cabo para acercar los aspectos calves de la educación superior chilena, entre ellas mencionó la apertura de un área de comunicación que apunta a los estudiantes más vulnerables, para que hagan una mejor elección.