Un estudio del IE-CIAE de la Universidad de Chile analiza qué ocurre puertas adentro cuando una escuela recibe una visita de la Agencia de Calidad. A partir de evidencia recogida en establecimientos de distintas regiones, la investigación muestra cómo estas inspecciones son vividas por las comunidades educativas, qué efectos generan en sus prácticas y qué condiciones faltan para que la evaluación externa se traduzca efectivamente en mejoras concretas.

En distintos países, las inspecciones escolares son una forma de evaluación externa en la que organismos públicos visitan los establecimientos educacionales para evaluar su funcionamiento y desempeño. Aunque por años estuvieron asociadas principalmente a la rendición de cuentas, generando preocupación y tensión en las comunidades educativas, hoy muchas de estas visitas incorporan enfoques más orientados al apoyo y a la mejora escolar. En Chile, estos procesos son realizados por la Agencia de Calidad de la Educación y buscan orientar y apoyar a las escuelas, especialmente a aquellas con desempeños más bajos.
Una investigación -realizada por Xavier Vanni, María Fernanda Goñi Jerez, Juan Pablo Valenzuela y Millycent Contreras- del Instituto de Estudios Avanzados en Educación y del Centro de Investigación Avanzada en Educación (IE-CIAE) de la Universidad de Chile analizó cómo se viven estas visitas de evaluación y orientación que realiza la Agencia de Calidad en la práctica y qué efectos tienen en las comunidades educativas. El estudio fue realizado en 21 establecimientos de básica y media de distintas regiones del país, a partir de observaciones en terreno y más de 100 entrevistas.
Los resultados muestran que, si bien las visitas de orientación y evaluación generan cierto estrés y temor al inicio, principalmente por la fuerte cultura de rendición de cuentas del sistema escolar chileno, este efecto emocional se atenúa rápidamente. A medida que avanzan las visitas, muchas escuelas valoran fuertemente el diálogo con los equipos de evaluadores de la Agencia de Calidad y la posibilidad de recibir una mirada externa sobre su trabajo.
“Las visitas de la Agencia tienen como propósito evaluar y orientar el mejoramiento de los establecimientos educacionales que requieren más apoyo, para lo cual utilizan las cuatro dimensiones de los Estándares Indicativos de Desempeño: Liderazgo, Gestión Pedagógica, Formación y Convivencia, y Gestión de Recursos”, comenta la investigadora CIAE, Fernanda Goñi.
Según el estudio, las visitas de la Agencia ayudan a las comunidades escolares a reflexionar sobre sus prácticas y procesos, ordenar ideas y confirmar ideas o diagnósticos que los equipos ya tenían identificados pero que muchas veces no estaban sistematizados ni explicitados. Sin embargo, los investigadores advierten que este aporte se queda, en muchos casos, en el plano de la reflexión y no siempre se traduce en mejoras concretas y sostenidas, al menos en el corto plazo.
Para el investigador CIAE, Xavier Vanni: “Sin mecanismos de seguimiento más sólidos y mayor andamiaje, una verdadera articulación con los sistemas de acompañamiento y apoyo a la mejora y una participación más activa de los UATP y los supervisores ministeriales, la traducción de la reflexión colaborativa y el diagnóstico en cambios y mejoras en los establecimientos seguirá siendo limitado”.
Uno de los principales problemas es que los resultados de las visitas de la Agencia suelen concentrarse en los equipos directivos y no siempre se comparten ni trabajan colectivamente con docentes y otros actores de la escuela. Además, muchas comunidades no reciben un acompañamiento posterior articulado con el diagnóstico recibido que les permita implementar las recomendaciones.
Para el equipo investigador, las visitas de evaluación y orientación presentan un alto potencial para la mejora escolar, pero para que este se concrete es necesario generar más espacios de diálogo con los actores escolares, asegurar seguimiento y apoyo posterior y mayor flexibilidad en el dispositivo de evaluación para adaptar mejor estos procesos a la realidad de cada establecimiento, especialmente en contextos de mayor vulnerabilidad.
“En contextos de alta presión por resultados, como el chileno, las visitas adquieren alta relevancia cuando logran ser experimentadas como instancias formativas más que punitivas. Su potencial reside en ofrecer una mirada externa creíble que refuerce procesos de autoevaluación, aprendizaje institucional y desarrollo de capacidades”, comenta Goñi.
Para el equipo de investigadores, el inédito estudio aporta evidencia relevante para repensar cómo las visitas de evaluación y orientación pueden transformarse en un dispositivo más efectivo para apoyar la mejora educativa.
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